lunes, 8 de junio de 2009

Patrimonio provincial de Chaco salvado!!


"LA FABRIL" FUE DECLARADA PATRIMONIO PROVINCIAL
El "malón" artístico que defendió un edificio histórico en Chaco
Era una vieja fábrica de aceite que se iba a demoler. La salvó una protesta cultural armada en Facebook.

Un grupo de gente que se conoce poco o nada, convocada por mensaje de texto o e-mail, que irrumpe de pronto en un lugar público para hacer algo insólito, divertido y luego se dispersa con la misma velocidad que apareció, sin dejar rastros. Más o menos, eso seria lo que se conoce como flash-mob (multitud instantánea) y que en Buenos Aires se inició con aquella mítica guerra de almohadas en los bosques de Palermo en noviembre de 2006 y siguió teniendo secuelas con distintos grados de convocatoria y creatividad en todo el país.

Pero lo de los "fabrileros", en el Chaco, es realmente novedoso: su performance consiguió que el gobernador Jorge Capitanich, firmara un decreto que declara Patrimonio Histórico Cultural al predio conocido como La fabril, una pequeña ciudadela de cuatro hectáreas y cien años de edad, que fuera una fábrica de aceite y que ya había empezado a ser demolida para construir un barrio.

No sólo se detuvo la destrucción del lugar sino que la empresa constructora -que fue escrachada- ofreció levantar un centro cultural en uno de los edificios que originalmente planeaba tirar abajo.

La movilización comenzó la mañana en que las grúas aparecieron y se canalizó por Facebook. "Ya comenzaron a demoler el silo y es irreversible, pero si no defendemos lo que queda, es posible que pronto vengan por más", decía la invitación al "evento de protesta", que apelaba al efecto bola de nieve y alertaba sobre la no inclusión de los medios masivos de comunicación tradicionales: "avisen a los amigos y a los amigos de los amigos. Pero ojo, no aviven giles. Todo queda en el underground".

Fue así que al día siguiente, a la hora y en el lugar señalados, apareció un malón de artistas y estudiantes, arquitectos, ambientalistas, padres con niños, floggers y comerciantes del barrio, que se atrincheraron en el interior de último silo para convertirlo en sala de conciertos ad-hoc.

Como indicaba la propuesta, llegaron provistos de instrumentos musicales -dime qué tocas y te diré quién eres- y, aprovechando la acústica del lugar, ejecutaron una sonora protesta que derivó en zapada, acompañada por raperos y bailarines de hip hop.

Con todo, la acción más trascendente fue la redacción de un petitorio que iba a ser presentado ante la Comisión Provincial de Patrimonio, que finalmente determinó que el lugar "revistió una importancia trascendental en la vida económica y social del pueblo del Chaco".

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