Para comenzar, una breve reseña histórica acerca del surgimiento de las emisoras, o las primeras emisiones realizadas en radio. En 1896, Marconi, un joven italiano, obtuvo la primera patente del mundo sobre la radio. Los equipos que empleaba eran: como emisor un generador de chispas de muy alta tensión que conectaba por un extremo a una gran antena no sintonizada y por el otro a tierra, con lo que producía algo que se podría definir como "ruido electromagnético" en un amplio margen de frecuencias más que ondas de radio, de una frecuencia concreta. Como receptor usaba un cohesor, tampoco de su invención, que consistía en un pequeño recipiente de vidrio lleno de limaduras de metal. Comenzada la primera guerra mundial, en 1914, la radio crece con fines bélicos, a la fuerza podríamos decir, y de manera cerrada.
El 27 de agosto de 1920 se realiza la primera transmisión de radio en Argentina. Lo cierto es que 4 médicos argentinos (Luís Romero Carranza, César Guerrico, Miguel Mujica y Enrique Susini) amantes de la ópera, inauguraron el nuevo medio de comunicación desde la terraza del Teatro Coliseo (Buenos Aires), con la transmisión en vivo de un espectáculo de opera. La gente comenzó a llamarlos “los locos de la azotea”. A partir de aquí y con el tiempo, la radio fue evolucionando en todos sus aspectos.
En un primer momento las transmisiones solo podían escucharse con auriculares, lo q no permitía que el medio fuera familiar o un momento compartido como lo fue después. Para suceder a este mecanismo de comunicación “individual” se implementaron mas adelante los parlantes, por lo que el medio quedaba constituido como “social”. La radio fue testigo de varios eventos deportivos, como por ejemplo: el 14 de septiembre de 1923 se transmitió una pelea de boxeo a nivel mundial, entre Luis Angel Firpo y Jack Dempsey. Éste último fue el gran ganador. Otro ejemplo de evento deportivo en la radio es el del partido de fútbol que se jugó entre la selección uruguaya y argentina en el estadio de Barracas. Siguiendo esta línea temporal podemos recordar, destacar que en 1927 comenzó la lectura de diarios en radio, ya que antes eran teatralizadas las noticias. En ese mismo año, la Radio Nacional es comprada por Jaime Yankelevich, un empresario que también mas adelante va advertir la importancia de la televisión y pasa a ser dueño de LR3 Televisión, Radio Belgrano y Canal 7. Al tiempo, éste realizó un concurso por radio para darle un nuevo nombre a la misma, a partir de 1933 comienza a llamarse LR 3 Radio Belgrano.
En los comienzos del medio, las familias y vecinos se juntaban a escuchar la radio. Al pasar el tiempo, aparecieron los “radioteatros”, populares por su gran capacidad de transmisión y entretenimiento. La gente los seguía como nosotros hoy las novelas o las series, eran de gran atracción para el público. Llegaron muy rápido al corazón de los oyentes y modificó sus rutinas y costumbres. El primer radioteatro se tituló “Una obra en la Pampa”, era de carácter folklórico. Existían de los distintos géneros conocidos. Para Alberto Migré, este era un espacio para imaginar, la radio en sí se prestaba a la imaginación.
En la década del `40 los programas de radio eran transmitidos casi todos en vivo y no se utilizaban grabaciones. Más adelante comienzan a aparecer éstas, siendo más fácil poder cubrir notas y realizar la producción de otro programa mientras el otro está en vivo. También era dificultosa su transmisión en vivo por el hecho de que no había más que un estudio y no querían que se perdiera la continuidad de la programación. Para el año 1937 nace Radio del Estado y, para el año 1944 la esposa del Presidente Gral. Juan Domingo Perón, joven actriz, contaba con tres programas en Radio Belgrano. Más tarde se crea en la ciudad de Buenos Aires el Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica, lo que sería la escuela de locutores y permitiría tener una formación más sólida y conocimientos más amplios a los fanáticos por el oficio. Ya para la década del 50 era común, yo diría necesario, tener una radio en cada casa. El canal ya contaba con radioteatro, ciclos humorísticos, noticias y sus secciones musicales.
Hasta aquí podríamos decir que fue la época dorada de la radio “la hija única” de la sociedad, porque el 17 de octubre de 1951 se instala en la sociedad, y para reinar, la televisión. Ésta fue obra de la misma gente de radio que entendidos en el tema de la comunicación, a lo único que se adecuaron fue a la imagen. En un primer momento no se sintió su presencia porque todos ya tenían una radio y adquirir un televisor nuevo no estaba al alcance de todos; pero al poco tiempo el precio del artefacto se devaluó y se popularizó. Esta situación llego a tal punto q los locutores y productores de radio se fueron trasladando a la televisión. En la década del `60 se inauguraron los canales 9 y 13 y, un año después, canal 11. Los avances tecnológicos y la transformación se relacionaron con el nacimiento de una nueva radio, que apoyó su mensaje en dos pilares principales: la música y la información; se privilegió el horario matutino, cediendo a la TV. el reinado de la noche. En esta misma década se cambió en lenguaje de la radio. El nacimiento de los nuevos canales de televisión sacudió al medio radial y generó un gran impacto y crisis.
Cuando se cree que la radio va a quedar atrás por la televisión se da la aparición de un nuevo programa radial: “Fontana Show”, de la mano de Jorge “Cacho” Fontana (comediante), un magazín que abarcaba todos los aspectos: información, vestigio, desacartonamiento, espontaneidad e improvisación. En este espacio se encontraban también dos locutoras que le daban más dinamismo y atracción al programa, se destacaba la espontaneidad e improvisación. Era alucinante la participación de estas mujeres. Con esta innovación, la radio comenzó su nueva etapa. Lo que también marco esta década de la radio fue la búsqueda de nuevas formas para la noticia. En 1961 debutó Bernardo Neustadt con uno de los primeros programas periodísticos matutinos de la radio. Radio Belgrano pensó en “modernizarse”, a partir de esta idea la propuesta fue: “Distraer con seleccionadas manifestaciones musicales e informar desde lo que ocurre u ocurrirá en el acontecimiento universal, hasta los detalles prácticos que convergen a la vida moderna: temperatura, hora, estado de líneas ferroviarias y caminos, plafón de aeropuertos, etc.” En la radio se comenzó a vivir un nuevo clima, mas relajado.
En la década del `70 desaparece la “radio espectáculo” y se inicia el “radio coloquio”. Poco a poco la radio fue superando su complejo de inferioridad en cuanto a la televisión. En esta misma época se inaugura Radio del Plata, junto a radio Continental encarnando un nuevo estilo, menos estridente. También se da la aparición de otro cómico, Héctor Larrea, con su programa “rapidísimo” en Radio El Mundo; al mismo tiempo que el surgimiento de Antonio Carrizo. Éste último, asombraba a los oyentes por sus conocimientos, poseía una cultura general muy amplia, podía hablar de lo que sea con quien sea, hasta el punto de que sus programas no necesitaban cortinas musicales porque le sobraba contenido a los programas. En 1972 los noticieros son el centro de las programaciones radiales. En relación con el formato de los noticieros de entonces (concebidos en base de flashes, tiras noticiosas que pocas veces superaban los 20 segundos) el director artístico de Radio del Plata decía: “el oyente no escucha mucho, por eso una noticia dada por radio no puede ser profunda ni analítica. La heterogeneidad de la audiencia es tremenda, hay gente culta e informada que nos escucha, pero también un marcado número de analfabetos, que a veces escuchan pero no mucho y van persiguiendo la noticia que acaba de pasar ¿qué dijo?”. En el período comprendido en 1976, a partir del golpe de estado, se inició en las radios (que se poblaron de militares en sus niveles de conducción) una larga serie de censuras, cuidados en los mensajes, llamados de atención, levantamiento de programas, clausuras de emisoras, prohibiciones y una inmensa cantidad de temas y personas de los que “por órdenes superiores” no se hablaba.
La radio de 1981 era chata, gris y productora de falsas esperanzas, recargada de programas grabados que al aire parecen todos iguales: una cortina, un texto imaginativo y una música que no siempre tiene que ver con el auspiciante exclusivo. En 1982 cuando ocurrió la tragedia de Malvinas, los locutores fueron obligados a “dibujar” la situación, a transmitir una realidad que no era real. Un año después con el gobierno de Raúl Alfonsin la situación de los medios cambió. La radio de esta época se caracterizó, casi exclusivamente por la información, con la consolidación de grandes periodistas: Santo Biasatti, Magdalena Ruiz Guiñazú, Carlos Rodari, Nestor Ibarra. Más adelante se agrega una novedad a los programas periodísticos: la gente espera la cotización del dólar como si fuera el informe meteorológico, nace y se agiganta el comentarista económico. Mario Pergolini hace su aparición en esta década también. De chico le llamaban la atención Larrea, Fontana y Mareco. Cuenta sus anécdotas de su inicio en el medio a escondidas de su familia y escapándose del colegio para poder entrar la radio. En un principio lo único que decía eran frases como: “lo que acabamos de escuchar fue de…”, nombraba la música utilizada en el programa. Con Alejandro Rozitchner debutó en el programa “Todo Mal” y con Ari Paluch hizo para la FM de Radio Argentina el programa que la Rock and Pop eligió en 1986 como primer espacio hablado: “feedback”. Entre Castelo y Dolina formaron una dupla memorable, en 1937 con “Demasiado tarde para lágrimas”. Otro de los animadores, entretenedores trasgresor fue Lalo Mir, quien fue convocado para hacer un ciclo cuya idea original era “hacer una revista de entretenimientos mañanera con música, chistes y jolgorio. Pero en el formato se empezaron a mezclar otras cosas: desde la información mas criteriosa a la mas loca; desde lo mas cuerdo a lo mas chancho y sobre todo una visión crítica que no habían previsto”. En 1989 Mario Pergolini acapara el 78% de la audiencia con su ciclo “Malas compañías”. Al terminar la década es la televisión la que tiene que tratar de alcanzar a la radio.
En la década del `90 no se registran grandes cambios en la radio. Ya no tenía como propósito superar o alcanzar a la televisión, se da fin a esa competencia tan ardua que tuvo consecuencias positivas porque ambos medios sacaron lo mejor de sí. Se implementan en los programas los concursos para que la gente llame a la radio o mande sus cartas para participar. La radio de los `90 es además la de un ritmo noticioso que no decae las 24 horas, una radio preparada para mentes en fuga permanentes: radio de cosas cortas y separadores musicales, de sensaciones tumultuosas y zapping. Radio para escuchar en la calle con el walkman y en el auto. La radio Belgrano y la Rock and Pop son las radios mas trascendentes. Desde estos años que no se registran revoluciones en la radio y desaparece la “radio de autor”, para pasar a pertenecer a las corporaciones, la radio seria “la hermana menor de…”.
El siglo xxI es el de la radio digital. Las grabaciones comienzan a ser digitalizadas lo que permite un gran avance en la calidad del sonido, sin interferencias ni nada por el estilo. En el año 2004 las radios Continental y Mitre son las primeras en utilizar la digitalización. Para Mario Pergolini éste es un avance positivo por el hecho de que es bueno que cada uno pueda tener acceso a algo que le gustó o armar su propia compilación. En estos años se puede decir que re-aparece el radioteatro de la mano de Fernando Peña, locutor con una impresionante ductilidad vocal en el año 2001. En estos momentos en el programa “Cuál es?” de Pergolini también se puede encontrar al radioteatro de rápida definición y corta duración, adecuado a los tiempos modernos y al hombre y la mujer de hoy en día. Entre otros de los seguidores del radioteatro se encuentra además Quique Pesoa que lo presenta en su programa “Familia Pesoa”. Grandes locutores y fanáticos de la radio afirman que es un medio con grandes posibilidades de crecer.
El 27 de agosto de 1920 se realiza la primera transmisión de radio en Argentina. Lo cierto es que 4 médicos argentinos (Luís Romero Carranza, César Guerrico, Miguel Mujica y Enrique Susini) amantes de la ópera, inauguraron el nuevo medio de comunicación desde la terraza del Teatro Coliseo (Buenos Aires), con la transmisión en vivo de un espectáculo de opera. La gente comenzó a llamarlos “los locos de la azotea”. A partir de aquí y con el tiempo, la radio fue evolucionando en todos sus aspectos.
En un primer momento las transmisiones solo podían escucharse con auriculares, lo q no permitía que el medio fuera familiar o un momento compartido como lo fue después. Para suceder a este mecanismo de comunicación “individual” se implementaron mas adelante los parlantes, por lo que el medio quedaba constituido como “social”. La radio fue testigo de varios eventos deportivos, como por ejemplo: el 14 de septiembre de 1923 se transmitió una pelea de boxeo a nivel mundial, entre Luis Angel Firpo y Jack Dempsey. Éste último fue el gran ganador. Otro ejemplo de evento deportivo en la radio es el del partido de fútbol que se jugó entre la selección uruguaya y argentina en el estadio de Barracas. Siguiendo esta línea temporal podemos recordar, destacar que en 1927 comenzó la lectura de diarios en radio, ya que antes eran teatralizadas las noticias. En ese mismo año, la Radio Nacional es comprada por Jaime Yankelevich, un empresario que también mas adelante va advertir la importancia de la televisión y pasa a ser dueño de LR3 Televisión, Radio Belgrano y Canal 7. Al tiempo, éste realizó un concurso por radio para darle un nuevo nombre a la misma, a partir de 1933 comienza a llamarse LR 3 Radio Belgrano.
En los comienzos del medio, las familias y vecinos se juntaban a escuchar la radio. Al pasar el tiempo, aparecieron los “radioteatros”, populares por su gran capacidad de transmisión y entretenimiento. La gente los seguía como nosotros hoy las novelas o las series, eran de gran atracción para el público. Llegaron muy rápido al corazón de los oyentes y modificó sus rutinas y costumbres. El primer radioteatro se tituló “Una obra en la Pampa”, era de carácter folklórico. Existían de los distintos géneros conocidos. Para Alberto Migré, este era un espacio para imaginar, la radio en sí se prestaba a la imaginación.
En la década del `40 los programas de radio eran transmitidos casi todos en vivo y no se utilizaban grabaciones. Más adelante comienzan a aparecer éstas, siendo más fácil poder cubrir notas y realizar la producción de otro programa mientras el otro está en vivo. También era dificultosa su transmisión en vivo por el hecho de que no había más que un estudio y no querían que se perdiera la continuidad de la programación. Para el año 1937 nace Radio del Estado y, para el año 1944 la esposa del Presidente Gral. Juan Domingo Perón, joven actriz, contaba con tres programas en Radio Belgrano. Más tarde se crea en la ciudad de Buenos Aires el Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica, lo que sería la escuela de locutores y permitiría tener una formación más sólida y conocimientos más amplios a los fanáticos por el oficio. Ya para la década del 50 era común, yo diría necesario, tener una radio en cada casa. El canal ya contaba con radioteatro, ciclos humorísticos, noticias y sus secciones musicales.
Hasta aquí podríamos decir que fue la época dorada de la radio “la hija única” de la sociedad, porque el 17 de octubre de 1951 se instala en la sociedad, y para reinar, la televisión. Ésta fue obra de la misma gente de radio que entendidos en el tema de la comunicación, a lo único que se adecuaron fue a la imagen. En un primer momento no se sintió su presencia porque todos ya tenían una radio y adquirir un televisor nuevo no estaba al alcance de todos; pero al poco tiempo el precio del artefacto se devaluó y se popularizó. Esta situación llego a tal punto q los locutores y productores de radio se fueron trasladando a la televisión. En la década del `60 se inauguraron los canales 9 y 13 y, un año después, canal 11. Los avances tecnológicos y la transformación se relacionaron con el nacimiento de una nueva radio, que apoyó su mensaje en dos pilares principales: la música y la información; se privilegió el horario matutino, cediendo a la TV. el reinado de la noche. En esta misma década se cambió en lenguaje de la radio. El nacimiento de los nuevos canales de televisión sacudió al medio radial y generó un gran impacto y crisis.
Cuando se cree que la radio va a quedar atrás por la televisión se da la aparición de un nuevo programa radial: “Fontana Show”, de la mano de Jorge “Cacho” Fontana (comediante), un magazín que abarcaba todos los aspectos: información, vestigio, desacartonamiento, espontaneidad e improvisación. En este espacio se encontraban también dos locutoras que le daban más dinamismo y atracción al programa, se destacaba la espontaneidad e improvisación. Era alucinante la participación de estas mujeres. Con esta innovación, la radio comenzó su nueva etapa. Lo que también marco esta década de la radio fue la búsqueda de nuevas formas para la noticia. En 1961 debutó Bernardo Neustadt con uno de los primeros programas periodísticos matutinos de la radio. Radio Belgrano pensó en “modernizarse”, a partir de esta idea la propuesta fue: “Distraer con seleccionadas manifestaciones musicales e informar desde lo que ocurre u ocurrirá en el acontecimiento universal, hasta los detalles prácticos que convergen a la vida moderna: temperatura, hora, estado de líneas ferroviarias y caminos, plafón de aeropuertos, etc.” En la radio se comenzó a vivir un nuevo clima, mas relajado.
En la década del `70 desaparece la “radio espectáculo” y se inicia el “radio coloquio”. Poco a poco la radio fue superando su complejo de inferioridad en cuanto a la televisión. En esta misma época se inaugura Radio del Plata, junto a radio Continental encarnando un nuevo estilo, menos estridente. También se da la aparición de otro cómico, Héctor Larrea, con su programa “rapidísimo” en Radio El Mundo; al mismo tiempo que el surgimiento de Antonio Carrizo. Éste último, asombraba a los oyentes por sus conocimientos, poseía una cultura general muy amplia, podía hablar de lo que sea con quien sea, hasta el punto de que sus programas no necesitaban cortinas musicales porque le sobraba contenido a los programas. En 1972 los noticieros son el centro de las programaciones radiales. En relación con el formato de los noticieros de entonces (concebidos en base de flashes, tiras noticiosas que pocas veces superaban los 20 segundos) el director artístico de Radio del Plata decía: “el oyente no escucha mucho, por eso una noticia dada por radio no puede ser profunda ni analítica. La heterogeneidad de la audiencia es tremenda, hay gente culta e informada que nos escucha, pero también un marcado número de analfabetos, que a veces escuchan pero no mucho y van persiguiendo la noticia que acaba de pasar ¿qué dijo?”. En el período comprendido en 1976, a partir del golpe de estado, se inició en las radios (que se poblaron de militares en sus niveles de conducción) una larga serie de censuras, cuidados en los mensajes, llamados de atención, levantamiento de programas, clausuras de emisoras, prohibiciones y una inmensa cantidad de temas y personas de los que “por órdenes superiores” no se hablaba.
La radio de 1981 era chata, gris y productora de falsas esperanzas, recargada de programas grabados que al aire parecen todos iguales: una cortina, un texto imaginativo y una música que no siempre tiene que ver con el auspiciante exclusivo. En 1982 cuando ocurrió la tragedia de Malvinas, los locutores fueron obligados a “dibujar” la situación, a transmitir una realidad que no era real. Un año después con el gobierno de Raúl Alfonsin la situación de los medios cambió. La radio de esta época se caracterizó, casi exclusivamente por la información, con la consolidación de grandes periodistas: Santo Biasatti, Magdalena Ruiz Guiñazú, Carlos Rodari, Nestor Ibarra. Más adelante se agrega una novedad a los programas periodísticos: la gente espera la cotización del dólar como si fuera el informe meteorológico, nace y se agiganta el comentarista económico. Mario Pergolini hace su aparición en esta década también. De chico le llamaban la atención Larrea, Fontana y Mareco. Cuenta sus anécdotas de su inicio en el medio a escondidas de su familia y escapándose del colegio para poder entrar la radio. En un principio lo único que decía eran frases como: “lo que acabamos de escuchar fue de…”, nombraba la música utilizada en el programa. Con Alejandro Rozitchner debutó en el programa “Todo Mal” y con Ari Paluch hizo para la FM de Radio Argentina el programa que la Rock and Pop eligió en 1986 como primer espacio hablado: “feedback”. Entre Castelo y Dolina formaron una dupla memorable, en 1937 con “Demasiado tarde para lágrimas”. Otro de los animadores, entretenedores trasgresor fue Lalo Mir, quien fue convocado para hacer un ciclo cuya idea original era “hacer una revista de entretenimientos mañanera con música, chistes y jolgorio. Pero en el formato se empezaron a mezclar otras cosas: desde la información mas criteriosa a la mas loca; desde lo mas cuerdo a lo mas chancho y sobre todo una visión crítica que no habían previsto”. En 1989 Mario Pergolini acapara el 78% de la audiencia con su ciclo “Malas compañías”. Al terminar la década es la televisión la que tiene que tratar de alcanzar a la radio.
En la década del `90 no se registran grandes cambios en la radio. Ya no tenía como propósito superar o alcanzar a la televisión, se da fin a esa competencia tan ardua que tuvo consecuencias positivas porque ambos medios sacaron lo mejor de sí. Se implementan en los programas los concursos para que la gente llame a la radio o mande sus cartas para participar. La radio de los `90 es además la de un ritmo noticioso que no decae las 24 horas, una radio preparada para mentes en fuga permanentes: radio de cosas cortas y separadores musicales, de sensaciones tumultuosas y zapping. Radio para escuchar en la calle con el walkman y en el auto. La radio Belgrano y la Rock and Pop son las radios mas trascendentes. Desde estos años que no se registran revoluciones en la radio y desaparece la “radio de autor”, para pasar a pertenecer a las corporaciones, la radio seria “la hermana menor de…”.
El siglo xxI es el de la radio digital. Las grabaciones comienzan a ser digitalizadas lo que permite un gran avance en la calidad del sonido, sin interferencias ni nada por el estilo. En el año 2004 las radios Continental y Mitre son las primeras en utilizar la digitalización. Para Mario Pergolini éste es un avance positivo por el hecho de que es bueno que cada uno pueda tener acceso a algo que le gustó o armar su propia compilación. En estos años se puede decir que re-aparece el radioteatro de la mano de Fernando Peña, locutor con una impresionante ductilidad vocal en el año 2001. En estos momentos en el programa “Cuál es?” de Pergolini también se puede encontrar al radioteatro de rápida definición y corta duración, adecuado a los tiempos modernos y al hombre y la mujer de hoy en día. Entre otros de los seguidores del radioteatro se encuentra además Quique Pesoa que lo presenta en su programa “Familia Pesoa”. Grandes locutores y fanáticos de la radio afirman que es un medio con grandes posibilidades de crecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario